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130 años de la devoción de Don Orione a Nuestra Señora de la Divina Providencia

130 años de la devoción de Don Orione a Nuestra Señora de la Divina Providencia

 

(20/11/2023) La imagen original venerada por los Siervos de María y otras órdenes religiosas italianas, es un óleo en el que aparece la Virgen con el Divino Niño dormido plácidamente en sus brazos. El título "de la Divina Providencia", se debe a San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María, quien al invocar la protección de la Virgen un día en que sus frailes no tenían alimentos, encontró en la puerta del convento dos cestas repletas de alimentos sin que se pudiese conocer su procedencia.

Cada 20 de noviembre la familia orionita festeja el día de Nuestra Señora de la Divina Providencia, patrona principal de la Pequeña Obra de la Divina Providencia y en cada casa de la Obra Don Orione se celebra la Eucaristía en honor a María.
Al abrir el Colegio de San Bernardino, el 15 de octubre de 1893, el joven seminarista Orione procuró conseguir una estatua de la Virgen para la devoción de sus alumnos. Según el recuerdo de los testigos fue el cuarto domingo de octubre cuando trajeron en procesión una estatua muy antigua de la Virgen Dolorosa.

En ese primer año escolar 1893-1894 se produjo el hermoso gesto de amor filial que transformó a la Madre Dolorosa en Nuestra Señora de la Divina Providencia. Escuchemos el relato del propio Don Orione del 11 de abril de 1930:
“Después, tiempo después, durante una procesión de ese mismo primer año, aquellos muchachos reflexionaron que la Virgen tenía una espada -y si todavía miras ahora puedes ver la grieta donde estaba clavada la espada, porque, como sabes, las imágenes de la Dolorosa casi siempre tienen una espada en el corazón, o más bien a veces siete espadas - cuando los muchachos, como decía, vieron y reflexionaron que la Virgen tenía una espada en el corazón, se volvieron hacia mí y me dijeron: «Pero nosotros ¡No queremos que tenga una espada en el pecho!», e inmediatamente, sacando la espada, añadieron: «¡Que la Virgen nunca esté llena de dolor entre nosotros!». Entonces la rompieron y, haciendo traer cerillas, la quemaron en medio del jardín, donde había una puerta, a mitad de la pared y ahora está la estatua de la Virgen. Luego, tomándola en hombros, la llevaron a su estudio. Y la visitaban con frecuencia. Y, efectivamente, un día, que sería como hoy, le encendieron muchas luces por devoción y luego se fueron a almorzar. No sé cómo, pero el caso es que se prendió fuego y se quemó todo. Sólo la Virgen permaneció intacta; sólo quedaron sus pies -como recuerdo de aquel suceso- un poco ahumados”. [Parola Vol. IV, p. 283]

En los primeros tiempos de la Congregación, Don Orione, también dio a esta estatua el título de "Mater Misericordiarum", (Madre de las Misericordias)

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