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Alegría en la Iglesia: ¡Don Zatti es santo!

Alegria en la Iglesia Don Zatti es santo

 

(11/10/2022) El Santo Padre Francisco presidió, en la mañana del domingo 9 de octubre, la misa de canonización de los beatos Artémides Zatti, salesiano coadjutor que nació en Italia y vivió su santidad en la Argentina, y Juan Bautista Salabrini.

El rito de canonización, celebrado ante una plaza colmada de fieles que llegaron desde todo el mundo para celebrar a sus nuevos santos, incluyó la invocación al Espíritu, la petición de la canonización al Papa por parte del prefecto del Dicasterio de las Causas de los Santos, el cardenal Marcello Semeraro; la oración de las letanías de los santos y la solemne proclamación en latín para que los beatos sean inscritos en el libro de los Santos con la veneración de las reliquias de los nuevos glorificados.

Francisco presidió el rito de la canonización y pronunció algunas de las oraciones de la misa. También tuvo a su cargo la homilía, en la que hizo hincapié en la importancia de caminar juntos y de abrir las puertas a los necesitados, en especial a los migrantes; pero sus problemas de movilidad hicieron que un cardenal –en este caso al prefecto Semeraro– se encargara de la plegaria eucarística.

Caminar juntos, saber dar las gracias
En su homilía, Francisco destacó que “los dos santos canonizados hoy nos recuerdan la importancia de caminar juntos y de saber dar las gracias”. El pontífice destacó que “el obispo Scalabrini, que fundó una Congregación para el cuidado de los emigrantes, afirmaba que en el caminar común de los que emigran no había que ver sólo problemas, sino también un designio de la Providencia”. “Scalabrini miraba más allá, miraba hacia el futuro, hacia un mundo y una Iglesia sin barreras, sin extranjeros”, añadió. El Papa invitó a que la migración producida por la guerra en Ucrania mueva el corazón de Europa.

Y en referencia al hermano salesiano Artémides Zatti, el Papa afirmó: "Con su bicicleta, fue un ejemplo vivo de gratitud. Curado de la tuberculosis, dedicó toda su vida a saciar las necesidades de los demás, a cuidar a los enfermos con amor y ternura. Se dice que lo vieron cargarse sobre la espalda el cadáver de uno de sus pacientes”. Añadió el pontífice que “lleno de gratitud por lo que había recibido, quiso manifestar su acción de gracias asumiendo las heridas de los demás”.

“Recemos para que estos santos hermanos nuestros nos ayuden a caminar juntos, sin muros de división; y a cultivar esa nobleza de espíritu tan agradable a Dios que es la gratitud”.

Al comentar el Evangelio de la curación de diez leprosos, Francisco destacó la necesidad de “caminar juntos”. “La lepra, como sabemos, no era sólo una llaga física -que también hoy debemos esforzarnos por erradicar-, sino también una ‘enfermedad social’, pues en aquella época, por miedo al contagio, los leprosos debían permanecer fuera de la comunidad”, explicó. “Caminando juntos, estos leprosos expresan su grito contra una sociedad que los excluye. Y fijémonos bien que el samaritano, aunque sea considerado un hereje, un ‘extranjero’, forma grupo con los demás. La enfermedad y la fragilidad en común hacen caer las barreras y superan toda exclusión”.

“Recordamos que todos tenemos el corazón enfermo, que todos somos pecadores, que todos estamos necesitados de la misericordia del Padre. Y entonces dejamos de dividirnos sobre la base de los méritos, de los papeles que desempeñamos o a cualquier otro aspecto exterior de la vida; y caen los muros interiores, los prejuicios. Así, finalmente, nos redescubrimos como hermanos”, destacó, haciendo referencia al relato de la curación de Naamán el sirio. De él señaló “cuánto bien nos hace quitarnos nuestras armaduras exteriores, nuestras barreras defensivas, y darnos un buen baño de humildad, recordando que todos somos frágiles por dentro y estamos necesitados de curación; todos somos hermanos”.

INFO: AICA.org

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