(30/03/2023) El 1° de abril de 1943, dos sacerdotes orionitas comenzaban su misión en la parroquia Inmaculada Concepción. Se unen a esta comunidad chaqueña con proyectos de un futuro oratorio festivo, orfanato y colegios…
Barranqueras en el inicio del siglo veinte, era un lugar con dos grupos de familias muy marcadas. La mayoría correntina y paraguaya y una minoría europea que se instalaba luego de llegar al puerto. Por un lado, estaban los muy religiosos, colaboradores, generosos, porque sabían que lo que hicieran con los sacerdotes sería para beneficio de todo el pueblo. El otro grupo, la mayoría extranjeros, no tenían mucha fe, pero si mucha voluntad y también ganas de hacer el bien por la comunidad que crecía.
Así se inicia una comunidad en la que los primeros sacerdotes franciscanos misionaron y, luego de instalarse, consiguieron que todo el pueblo se involucre en la construcción del templo, para que la presencia de Dios y María se sienta en cada uno. Con la generosidad de los grupos primero y luego de todos, se preparó la construcción de un templo con una visión futura importante. Para que en 1937 naciera la parroquia Inmaculada Concepción.
María Inmaculada acompañó a Barranqueras, que fue creciendo. Había un grupo fuerte de laicos trabajando: catequistas, apostolado de la oración, juventud antoniana… Pero en 1942, ante las dificultades que presentaba la congregación de los padres franciscanos, comenzaron las tratativas del entonces obispo Mons. De Carlo, para traer una nueva orden religiosa, ya instalada en otra localidad del Chaco: Sáenz Peña. Era la Pequeña Obra de la Divina Providencia.
Mons. De Carlo les pide a los religiosos orionitas que se hagan cargo el 1° de abril de 1943, con la indicación que sigan trabajando con los grupos que ya funcionaban, y con proyectos de oratorio festivo, futuro orfanato, educación y otros.
Los sacerdotes orionitas comienzan en la fecha programada, teniendo en cuenta el obispo la necesidad de ayudarlos, porque la comunidad es muy pobre y venían dos sacerdotes prácticamente a empezar de cero. Con mucha caridad, conscientes que eran almas las que estaban en el lugar, comienzan la tarea pastoral el cura párroco P. Juan Ivertowski, acompañado por el vicario P. Luis Favarato.
Desde ese momento comienza la tarea de ocuparse de las almas, que ya eran muchas. Barranqueras iba creciendo cada vez más. La parroquia cubría un gran territorio que era recorrido por los sacerdotes, un tiempo en un auto que apenas andaba, otros tiempos en moto, más hacia acá en bicicleta… Había que llegar a todos.
Pasaron los años y la comunidad creciente se fue formando. Se agrega a la pastoral la Acción Católica, en casi todas sus ramas. En 1945 comienza el Hogar del Niño Don Orione, lugar donde se alojaba a niños huérfanos en su mayoría, a quienes se les acompañó en educación. También el Oratorio Festivo iba creciendo con el bullicio propio de los niños.
Los Talleres de Barrio que Mons. De Carlo dejó como impronta en toda la diócesis también estaban en la parroquia, enseñando especialmente corte y confección, bordado, tejido, para promocionar a muchas jóvenes que no podían estudiar en el secundario.
Ya con una pastoral creciente, en 1957 da inicio el Colegio Don Orione, con el objetivo de dar educación a tantos niños carentes del barrio y de la zona, transformándose el Hogar del Niño en escuela. Con el paso de los años se sumaron al nivel inicial, el primario y, desde este siglo, las primeras promociones del secundario.
Casi con el Colegio, en la década del 60 vinieron para ayudar las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, rama femenina de la Obra. Con ellas tenemos la visión femenina: en un principio fueron docentes y catequistas; hoy acompañan en la pastoral y en una Guardería de niños cuyas madres trabajan, especialmente como domésticas. A las madres se las acompaña especialmente en la promoción humana. A las religiosas se agregaron varias laicas consagradas que también forman parte de la Obra de Don Orione.
La Juventud Antoniana con el tiempo, se transformó en el club Don Orione y fue cobrando independencia de la parroquia. Los Talleres de Barrio dieron vida a los jardines de infantes en el radio parroquial.
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La catequesis pasó desde hace casi 40 años a su formato de catequesis familiar y la parroquia fue una de las primeras en acompañar a la catequesis especial. Con lo que se notó un cambio importante en la comunidad en la mirada al niño con discapacidad. Con el carisma de Don Orione, la comunidad acompañó al Hogarcito, lugar donde vivían personas con serios problemas de discapacidad. Hoy residen en Claypole, donde se los atiende con todos los medios. El Hogar es el Centro de Caridad, donde se atiende principalmente a jóvenes con problemas de adicción que están tratando de hacer un nuevo camino, nuevo desafío de la Obra.
Hoy la Parroquia Inmaculada es madre de otras parroquias: Nuestra Señora de la Merced, San José y Nuestra Señora de Itatí y San José. Fue generadora de comunidades, organizó y acompañó. Cuenta con 8 capillas, cada una con su propia realidad.
El próximo 1 de abril esta comunidad orionita cumple 80 años. Aquel paisaje inicial cambió enormemente: de haber un vecino por cuadra, hoy están casi todos los terrenos ocupados; hay escuelas, primarias y secundarias en casi en todos los barrios; el municipio tiene autonomía de Resistencia; y en la ciudad son 3 parroquias que acompañan en la fe a la población.
En estos 80 años, la comunidad siempre estuvo cerca de María: todos los años se peregrina a Itatí, a visitar el Santuario. Pero, sobre todo, la parroquia es Santuario Mariano Diocesano desde el 1° de enero de 2005. Los peregrinos vienen y reciben la misma acogida que se da en otros santuarios para que María los acerque a su Hijo Jesús.
En la vida de la comunidad se multiplicaron los grupos del Apostolado, Acción Católica en todas sus ramas, Legión de María, Renovación carismática. Hay muchísimos catequistas, pero siempre faltan porque las almas son más. De grupos juveniles pasaron a jóvenes orionitas y al movimiento Amanecer en Cristo. También los Scout, que estuvieron en un principio, se reavivó con el grupo San Luis en 2004. Y con ellos los Talleres de Oración, la Pastoral de Músicos, el Grupo de Monaguillos, de Ministros, de la Pasión, que desde el 2000 revive los últimos momentos de Jesús. Volvieron las Peñas, que servían para mantener unida a toda la comunidad: una vez al año se organiza para las fiestas patronales, dándole un toque folclórico y familiar a la vida de la parroquia.
Hoy son 80 años de la Obra en Barranqueras, 80 años de historia, 80 años que Jesús y María por Don Orione que pasaron por el corazón de tantas almas. Hay muchas almas que nos necesitan y nos esperan. Por eso, hoy resuena fuerte en nosotros su saludo: ¡Ave María y Adelante!
INFO: María Teresa Martínez