San Luis Orione
“Tenemos que ser santos, pero no tales que nuestra santidad pertenezca sólo al culto de los fieles o quede sólo en la Iglesia, sino que trascienda y proyecte sobre la sociedad tanto esplendor de luz, tanta vida de amor a Dios y a los hombres que más que ser santos de la Iglesia seamos santos del pueblo y de la salvación social”.
Con estas palabras, Don Orione invitaba a caminar las periferias de la vida, extendiendo la mano a todos los necesitados. Hoy, sus obras y su mensaje reafirman la vigencia de un testimonio que sigue anunciando que la vida sólo es tal cuando se comparte solidariamente con el prójimo, especialmente con aquel más necesitado y abandonado, pues en él “brilla la imagen de Dios”.
San Luis Orione
“Tenemos que ser santos, pero no tales que nuestra santidad pertenezca sólo al culto de los fieles o quede sólo en la Iglesia, sino que trascienda y proyecte sobre la sociedad tanto esplendor de luz, tanta vida de amor a Dios y a los hombres que más que ser santos de la Iglesia seamos santos del pueblo y de la salvación social”.
Con estas palabras, Don Orione invitaba a caminar las periferias de la vida, extendiendo la mano a todos los necesitados. Hoy, sus obras y su mensaje reafirman la vigencia de un testimonio que sigue anunciando que la vida sólo es tal cuando se comparte solidariamente con el prójimo, especialmente con aquel más necesitado y abandonado, pues en él “brilla la imagen de Dios”.
Reseña biográfica de Don Orione
Luis Orione nació el 23 de junio de 1872, en Pontecurone (pequeño pueblo al norte de Italia), en el seno de una familia humilde y creyente. Al día siguiente fue bautizado. Su madre se llamaba Carolina Feltri y su padre Victorio Orione. Luis fue el menor de cuatro hermanos. Desde pequeño sintió la llamada a entregar totalmente su vida a Dios y a los demás, como sacerdote. Fue así que a los 13 años ingresó con los franciscanos, pero al poco tiempo tuvo que regresar a su casa debido a una grave enfermedad. Superados los problemas de salud, ingresó luego en el Oratorio de Don Bosco, en Turín, para realizar los estudios secundarios, donde pasó los años más felices de su vida. Sin embargo, experimenta interiormente que el Señor tiene otros planes para su vida. Confiado en los designios de Dios, pasa al Seminario de Tortona, su diócesis natal.
Empieza aquí un apasionante camino. Con su estilo particular, se hace cercano y comienza el acompañamiento de algunos jóvenes a través de la catequesis. Esa fue la semilla, el “Primer Oratorio” que fue inaugurado el 3 de julio de 1892. Al año siguiente, abre un colegio para niños pobres en el barrio de San Bernardino (Tortona). Luis Orione fue ordenado sacerdote por Mons. Igino Bandi, en Tortona, el 13 de abril de 1895. Fundó la “Pequeña Obra de la Divina Providencia”, conformada por religiosos sacerdotes, hermanos y ermitaños, que obtuvo la aprobación diocesana el 21 de marzo de 1903. [1] Dio inicio a la rama de los ermitaños el 30 de julio de 1899. Abrió también casas para huérfanos y colonias agrícolas.
El 28 de diciembre de 1908 un terremoto sacudió las ciudades de Messina y Reggio Calabria (sur de Italia). Don Orione se pone rápidamente en acción y viaja a las zonas afectadas donde se entregó generosamente en la inmensa tarea de ayuda social, atención pastoral, reorganización eclesial y reconstrucción material, tendiendo puentes con otros organismos estatales e instituciones de beneficencia. Un nuevo terremoto se produjo el 13 de enero de 1915, en Avezzano (centro de Italia). Y una vez más Don Orione pone todo su potencial de bien, especialmente al servicio de los huérfanos. A varios de ellos los recibió en sus casas y, de ese grupo que había sido testigo de los sacrificios heroicos de Luis Orione, surgieron también frutos vocacionales.
El 29 de junio del mismo año, Don Orione dio inicio a la congregación de las “Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad”. Con dichas religiosas abrió el Hogar de ancianos “San Antonio”, en la localidad de Ameno. A esta casa luego siguieron otras obras asistenciales en el mundo orionita. En 1927, admitió a las primeras religiosas adoratrices ciegas, que serán llamadas “hermanas sacramentinas”.
Impulsado por el dinamismo propio de la caridad, Don Orione, en 1924, fundó el Cottolengo de Génova; en 1933, el Cottolengo de Milán; y en 1935, el Pequeño Cottolengo Argentino. En este período, las obras asistenciales que se fueron suscitando delinearon un rasgo fuertemente característico que comenzó a identificar públicamente a Don Orione y su apostolado. Pero, como resulta fácil observar, su persona y su obra tienen un aspecto multifacético que se comprende desde la lógica de la caridad, que animó los pasos del “padre de los pobres”.
Don Orione realizó dos grandes viajes misioneros a Latinoamérica: el primero, entre 1921 y 1922; y el segundo, entre 1934 y 1937. Estuvo en Argentina en tres oportunidades… primera: noviembre—diciembre de 1921 (23 días); segunda: febrero—mayo de 1922 (algo más de 3 meses); tercera: octubre de 1934—agosto de 1937 (casi 3 años).
Primera estadía. Don Orione llega por primera vez a la Argentina por invitación de Mons. Maurilio Silvani (secretario de la Nunciatura Apostólica), desembarcando en Buenos Aires el 13 de noviembre de 1921. El día anterior había pasado por Montevideo (Uruguay), a donde luego volverá para extender su obra. En los días siguientes visita el Santuario de Luján consagrando a María el inicio y desarrollo de la obra en el país. Por sugerencia de Mons. Francisco Alberti (Obispo de La Plata) visita la localidad de Victoria, Provincia de Buenos Aires, encontrando en la Iglesia la imagen de la Virgen de la Guardia. Este hecho será una de las razones por la cual acepta la atención pastoral del lugar. Escribe a Italia para llamar a los misioneros que asumirán esta tarea, y regresa a Brasil.
Segunda estadía. Don Orione se embarca en Río de Janeiro con cuatro misioneros provenientes de Italia y un seminarista que ya se encontraba en Brasil. El grupo continúa la navegación y llega a Buenos Aires el 6 de febrero de 1922. El día 11, se establece la primera Comunidad Religiosa en Victoria. Luego establece una segunda Comunidad Religiosa en Marcos Paz (provincia de Buenos Aires). Regresa a Brasil y desde allí a Italia. [2]
Tercera estadía. El 9 de octubre de 1934, Don Orione llega nuevamente a la Argentina. Participó del 32º Congreso Eucarístico Internacional, evento eclesial que lo impactó profundamente. En este período prefirió residir en el país, poniendo su sede en Buenos Aires. Desde allí desplegó una labor pastoral sumamente amplia, tanto en el interior como en los países vecinos de Uruguay, Chile y Brasil. La obra crecía con numerosas escuelas, diversas actividades pastorales y, particularmente, con el inicio del Pequeño Cottolengo Argentino. [3] Venía padeciendo interiormente el estigma de calumnias contra su persona y la Congregación. Paradójicamente, mientras vivía en silencio ese martirio, Don Orione desplegó una enorme tarea caritativa y evangelizadora, de una extraordinaria fecundidad pastoral que perdura hasta nuestros días. Implicó en todas ellas a sus religiosos y religiosas, como así también a numerosos laicos de todas las clases y sectores sociales (humildes trabajadores, dirigentes políticos, benefactores, colaboradores profesionales, etc.). Como buen devoto de la Virgen, peregrinó al menos nueve veces la Basílica de Luján. [4] Allí puso bajo el amparo de María todos los proyectos, con filial afecto. Casi siempre fue con sus religiosos, disfrutando especialmente cuando podía peregrinar junto a quienes estaban en formación… así les transmitía su honda devoción mariana. Por tal motivo, con gran alegría y sacrificio, aceptó la atención pastoral de la Basílica de “Nuestra Señora de Itatí”, a inicios de 1936, para asistir espiritualmente y acompañar la devoción popular en el noreste argentino.
Ya de regreso en Italia, Don Orione continuó un ritmo sostenido de trabajo, a pesar de que su salud iba declinando. Continuó desarrollando y dando consistencia a la obra que la Providencia había suscitado por su intermedio, pero que no podría seguir acompañando como su “Director” por mucho tiempo más.
“¡Jesús! ¡Jesús! ¡Voy Jesús!”, [5] fueron sus últimas palabras. Don Orione falleció el 12 de marzo de 1940, a los 67 años de edad y 44 años de sacerdocio. Fue canonizado por el Papa San Juan Pablo II, en el Vaticano, el 16 de mayo de 2004.
La insigne reliquia de su corazón se encuentra en el Santuario diocesano del Pequeño Cottolengo de Claypole (Gran Buenos Aires, Argentina).
San Luis Orione, en la Iglesia y en la sociedad, sigue brillando hoy como un apasionante modelo de caridad que ilumina a todos —niños, jóvenes y adultos— en el camino de la santidad.
[1] Cf. Arcángel Campagna, San Luis Orione. Dar la vida cantando al Amor, 2a ed. (Buenos Aires: Ágape-GEO, 2024), 185.
[2] En los años siguientes, la Congregación siguió creciendo en suelo argentino. Las nuevas presencias orionitas allí fueron: Puerto de Mar del Plata, “San José” de Mar del Plata, Cuenca—Tres Algarrobos y Nueva Pompeya (en la Ciudad de Buenos Aires).
[3] En 1935: Lanús (hoy Villa Domínico, en el gran Buenos Aires), Cottolengo de Claypole (gran Buenos Aires), Carlos Pellegrini (actual Casa Provincial, en la ciudad de Buenos Aires) y Avellaneda; en 1936: Itatí (Corrientes), San Fernando (gran Buenos Aires) y Rosario (Santa Fe); en 1937: colegio “José Manuel Estrada” de Mar del Plata (Buenos Aires), Sáenz Peña (Chaco) y Tigre (gran Buenos Aires).
[4] Cf. Jorge David Silanes y Facundo Mela, «Estuve en el Santuario de Luján». El amor y la devoción de San Luis Orione a la Virgen de Luján (Buenos Aires: Pequeña Obra de la Divina Providencia, 2014).
[5] Campagna, San Luis Orione. Dar la vida cantando al Amor, 482.
© GEO · Grupo de Estudios Orionitas
Algunos hitos de su vida
1872 – 23 de junio: nace en Pontecurone (Italia) y al día siguiente es bautizado.
1885 – 4 de septiembre: ingresa al convento franciscano de Voghera, de donde saldrá al año siguiente a causa de una grave enfermedad.
1886 – 4 de octubre: entra al Oratorio de Valdocco, allí conoce a Don Bosco.
1889 – 16 de octubre: ingresa en el Seminario de Tortona.
1892 – 3 de julio: inaugura el Oratorio “San Luis”, como fruto de su actividad entre los niños y jóvenes.
1893 – 15 de octubre: abre un pequeño colegio en el barrio San Bernardino.
1895 – 13 de abril: es ordenado Sacerdote.
1899 – 30 de julio: impone los hábitos a los primeros Ermitaños de la Divina Providencia.
1903 – 21 de marzo: su obispo, Monseñor Bandi, le concede la aprobación diocesana a su obra.
1909 – 4 de enero: viaja a Sicilia para ayudar a las víctimas del terremoto de Messina; más tarde es nombrado por el Papa Pío X como Vicario General de esa diócesis.
1912 – 19 de abril: emite los votos perpetuos en manos del Papa San Pio X.
1913 – diciembre: parten los primeros misioneros para Brasil.
1915 – 29 de junio: funda la congregación de las Pequeñas Hermanas de la Caridad, y abre el primer Pequeño Cottolengo en Ameno (Italia).
1921 – 13 de noviembre: llega por primera vez a Argentina, procedente de Brasil, y acepta una iglesia en Victoria en la que encuentra una imagen de la Virgen de la Guardia.
1922 – 12 de febrero: inaugura oficialmente en Victoria la primer casa en Argentina.
1922 – 4 de julio: regresa a Italia.
1924 – 19 de marzo: funda el Pequeño Cottolengo genovés.
1931 – 29 de agosto: inaugura el Santuario de la Virgen de la Guardia en Tortona.
1934 – 24 de septiembre: llega por segunda vez a Argentina, en ocasión del Congreso Eucarístico Internacional, en compañía del Legado Papal, Eugenio Pacelli, luego Pío XII.
1935 – 28 de abril: coloca la piedra fundamental del Pequeño Cottolengo Argentino en Claypole.
1937 – 24 de agosto: regresa a Italia.
1940 – 8 de marzo: pronuncia sus ultimas “Buenas Noches” en la Casa Madre.
1940 – 9 de marzo: sale para San Remo.
1940 – 12 de marzo: última Santa Misa y último telegrama al Papa. A las 22:45 muere.
1965 – 10 de marzo: el cuerpo de Don Orione es descubierto y hallado incorrupto.
1980 – 26 de octubre: es beatificado por el Papa Juan Pablo II.
1984 – octubre: llega por tercera vez a la Argentina, ya no vivo, sino a través de su corazón que es traido en un relicario especial, para recorrer todas las comunidades.
2000 – 29 de agosto: llega definitivamente a la Argentina el corazón de Don Orione, para ser colocado en el Cottolengo de Claypole.
2003 – 7 de julio: promulgación del Decreto que reconoce un milagro atribuido a la intercesión del Beato Don Luis Orione.
2004 – 16 de mayo: Don Luis Orione es canonizado por Juan Pablo II en la Plaza San Pedro de Roma.