La Asamblea profundiza su misión en el camino de la Caridad

(30/10/2025) La Asamblea General de Verificación de los Hijos de la Divina Providencia, reunida en la Casa Solaz de María en Florencio Varela, sumó dos jornadas intensas de discernimiento, trabajo en grupos y una profunda experiencia de cercanía al pueblo de Dios, esencial en el carisma orionita.

 

La Caridad en la Práctica y la Misión en el Barrio

La cuarta jornada se abrió con la celebración de Laudes y la Lectio Divina, esta vez animadas por la Provincia “Madonna de Czestochowa” (Polonia). Los cohermanos Padre Silvestro y Padre Marcin guiaron la meditación sobre el Evangelio de Lucas (5,12-16), la curación del leproso.

El tema propuesto, “Del ‘yo quiero’ a la práctica de la caridad”, centró la reflexión en la fuerza transformadora de la misericordia de Cristo, capaz de tocar la impureza y devolver la dignidad. Los religiosos polacos enfatizaron que “el lugar de nuestro límite se convierte en el lugar del encuentro con Dios” y como la fe viva siempre se traduce en gestos concretos de caridad.

Durante la mañana, la Asamblea continuó la revisión de las Líneas de Acción del Capítulo General. Sin embargo, por la tarde, los participantes vivieron una significativa experiencia de proximidad y de misión en las parroquias de Claypole (Sagrado Corazón y Nuestra Señora de Luján).

Acogidos en la Capilla Nuestra Señora de Guadalupe, los miembros de la Asamblea fueron distribuidos en ocho grupos y acompañados por laicos animadores. Visitaron a familias del barrio, compartiendo un tiempo de lectura orante de la Palabra de Dios y escuchando las esperanzas, fatigas y experiencias de la gente. Este encuentro fraterno transformó las casas en auténticas “iglesias domésticas”.

La jornada concluyó en la Capilla Nuestra Señora de Itatí, con la Celebración Eucarística presidida por el P. Gustavo Valencia de la Delegación de Chile, junto a los niños de la catequesis y sus familias. P. Teófilo Calvo, Superior Delegado, propuso la homilía. Fue una misa animada y festiva, marcada por los cantos, la alegría de los pequeños y un fuerte sentimiento de familia orionita. Al finalizar, el Hermano Silanes, en nombre de todos, agradeció la festiva acogida de la comunidad.

 

“Destapar los Techos”: Prioridad en la contemplación y la formación

La quinta jornada tuvo un ritmo marcado por la profunda espiritualidad, abriéndose con una oración de adoración ante el Santísimo Sacramento expuesto. Las Laudes y la Lectio Divina sobre Lucas 5, 17-26 (la curación del paralítico) fueron guiadas por la Provincia “Nossa Senhora da Anunciação” (Brasil Sur), con los Padres Rodinei Thomazella, Antonio Bogaz y Pedro Raimundo.

La meditación se centró en el desafío de “destapar los techos” que impiden realizar la acción caritativa más hermosa: llevar a los hombres ante Jesús.

La Misa estuvo animada por los cohermanos de la Delegación “Marie Reine de Madagascar”, el Padre Luciano Mariani y el Padre Jean Clément.

Concluido el trabajo de verificación de las Líneas de Acción, moderado por el Padre Fernando Fornerod, los religiosos iniciaron la Sesión V, dedicada a temas particulares, moderada por el Padre Pierre Kouassi. Se buscó la convergencia de ideas en torno a cuatro ámbitos cruciales:

  • La formación inicial, con énfasis en la “sustancia y no la apariencia”.
  • La Línea de Acción 14, sobre el acompañamiento de cohermanos y la Cultura del Cuidado.
  • Criterios para una eventual revisión de las Constituciones y Normas.
  • Nuevas formas sinodales de gestión de las obras.

Una idea transversal ha sido la de ser “espíritus contemplativos y activos, siervos de Cristo y de los pobres”. Los religiosos recordaron la enseñanza de Don Orione de que las cosas de Dios se hacen “de rodillas”, pues el apostolado no puede prescindir de la oración.

Para favorecer la dimensión contemplativa, algunos lineamientos surgidos de los grupos de trabajo indican la necesidad de: un tiempo diario y fiel de oración personal (de preferencia al inicio de la jornada); el encuentro constante con la Palabra de Dios como vía maestra de evangelización de la vida; la prioridad a la oración comunitaria y a la custodia del silencio en las casas; la recuperación del primado de Dios en el ritmo ordinario de las actividades pastorales; y un uso sobrio de los compromisos administrativos y la tecnología, para que no debiliten la cercanía a las personas y la escucha del Espíritu. Todo parte de una elección personal: la santidad, vivida en comunidad, se convierte en una invitación creíble, incluso para nuevas vocaciones, incluida la vida contemplativa.

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